Este estudio trata de esclarecer cuáles serían los trasplantes que mejor funcionarían en el sistema nervioso central aplicando todas las variantes, un paso que no se había tenido en cuenta hasta ahora y que afecta a los resultados de los ensayos clínicos y preclínicos.
Una investigación del grupo de Oftalmología Experimental de la Universidad de Murcia (UMU) y el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria Pascual Parrilla (IMIB) ha demostrado que la eficacia terapéutica del trasplante de células madre mesenquimales depende en gran medida del grado de compatibilidad genética entre el donante de las células y el receptor del trasplante. Por ello, este estudio afirma que los resultados serían más eficaces si se utilizaran células de la médula ósea del propio paciente. Las terapias con células estromales mesenquimales (MSC), similares a las conocidas como ‘células madre’ pero que permanecen durante toda la edad adulta, son una herramienta prometedora para tratar patologías del sistema nervioso central, es decir, del cerebro y la médula espinal. Sin embargo, los ensayos clínicos para lograr el rescate de neuronas del sistema nervioso no han tenido el éxito esperado.
“Las enfermedades neurodegenerativas, como el glaucoma, alzhéimer o el párkinson, son muy diversas y la investigación preclínica no ha seguido unos protocolos fijados, por lo que resulta difícil saber si los resultados favorables o infructuosos dependen de la fuente de células, del tipo de trasplante (entre la misma o distinta especie) o del modelo de patología”, explica Marta Agudo Barriuso directora de este trabajo junto a David García Bernal.
Para resolver este complejo escenario, los expertos consideran que estas variables deben evaluarse de forma independiente y es lo que precisamente han tratado de esclarecer con sus últimas investigaciones.
Éxitos según el trasplante
Por regla general, la investigación con MSC se ha estudiado con células humanas en modelos animales; es decir, mediante xenotrasplantes, aquellos que se producen entre distintas especies. Sin embargo, para minimizar la respuesta inmune del cuerpo y los posibles rechazos, los protocolos clínicos se basan en su mayoría en alotrasplantes, donde el donante y el receptor pertenecen a la misma especie, pero son diferentes genéticamente, como suele suceder en los trasplantes de órganos humanos. En estos casos se inmunodeprime al paciente para evitar que su cuerpo tome el nuevo miembro como algo ajeno. No obstante, el trasplante ideal en clínica sería aquel en el que el donante y el receptor sean genéticamente idénticos: autólogo, con células madre del propio receptor, o singénico, con células donadas por un gemelo.
Los investigadores se preguntaron cómo se puede estar seguros de que un resultado satisfactorio con células humanas en un modelo animal determinado, como el ratón o el cerdo, puede trasladarse a los pacientes cuando se sabe que la respuesta inmune puede tener un efecto importante en el resultado, ¿mejoraría en un escenario singénico o alogénico?
Así, en este trabajo publicado en la revista Stem Cell Research & Therapy en colaboración con el Grupo de Trasplante Hematopoyético y Terapia Celular del mismo instituto y Laboratorio de Hematología Experimental, Vacunas y Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Amberes, los autores compararon el efecto de cada tipo de trasplante en la retina sana, y demostraron que las MSC de la médula ósea, una vez que son trasplantadas en el vítreo de ratones, sobreviven durante más tiempo cuando se trata de un trasplante del mismo animal frente a xenotrasplantes o alotrasplantes.
Además, tanto el xenotransplante como el alotransplante provocan una respuesta inmune inflamatoria y un deterioro funcional mayor de la retina, que los trasplantes singénicos, que resultaron los más seguros. También estudiaron el alotrasplante con inmunosupresión para recrear la situación en la clínica, observándose que la inmunosupresión no rescataba las alteraciones anatómicas o funcionales producidas por el alotrasplante.
“Como dicta la lógica, nuestros datos muestran que los trasplantes singénicos son los menos dañinos”, dice María Norte-Muñoz, primera autora de este trabajo y que recientemente ha defendido su tesis doctoral.
Los investigadores de este trabajo recientemente demostraron en otro estudio publicado en Frontiers in Cell and Developmental Biology que los trasplantes singénicos de estas mismas células son los únicos capaces de prevenir la muerte de una población neuronal de la retina e inducir la regeneración de sus axones.
Proyección futura
Así, estos estudios han demostrado que el trasplante de MSC en el sistema nervioso central no es tan inocuo como se ha descrito anteriormente en la literatura científica, sino que, en función del grado de compatibilidad genética entre las células del donante y el receptor del trasplante, el efecto terapéutico observado puede variar en gran medida. “Estos aspectos deben ser considerados en el futuro a la hora de elegir al donante más idóneo, ya que hay que asegurar no solamente la eficacia sino la seguridad del trasplante”, concluye Marta Agudo Barriuso.
Estos hallazgos arrojan esperanza al empleo de las terapias celulares para el tratamiento de distintas enfermedades del sistema nervioso central, para que, con un mayor conocimiento y comprensión de la compatibilidad genética entre donante y receptor, se puedan diseñar en el futuro estrategias más eficientes para prevenir las respuestas nocivas y potenciar las beneficiosas.
Fuente: http://biotech-spain.com/es/articles/investigadores-de-la-umu-y-el-imib-demuestran-que-los-trasplantes-de-c-lulas-madre-son-m-s-eficaces-si-se-realizan-con-c-lulas-del-mismo-paciente-/
Fecha: 06/10/2022