Las continuas quejas que recibía a la hora de la cena por el menú que cocinaba hicieron que tomara una drástica medida…
No es ningún secreto que, en la gran mayoría de las familias, la hora de la comida se convierte en una lucha diaria para que el niño coma sano y variado. Normalmente las verduras y purés son los causantes de los principales dolores de cabeza de aquellos padres que buscan que sus hijos coman de todo y sin rechistar.
Precisamente
esto le ocurrió a BabyHooey, un usuario de Reddit
que encontró la mejor solución a su problema. El padre publicó en este sitio
web que sus cuatro hijos, todos ellos con edades comprendidas entre los 10 y 12
años, estaban haciendo muy complicada la hora de la cena en su casa.
«Literalmente, no me quedan comidas para hacer sin que nadie se queje«, escribió. «¿Espagueti?
Hago mi salsa italiana y mi hija ha decidido que la odia. Otra es celíaca, así
que tenemos que descartar el trigo (obviamente no es su culpa), pero eso lo
hace más difícil. Otro niño odia el queso, lo que descarta muchas otras cosas.
El otro odia el pollo. Estábamos a salvo con los tacos por un tiempo, hasta que
alguno decidió que nunca volvería a comerlos…», se quejó el
progenitor, según informa la web Prevention.
Fue entonces cuando este padre decidió
tomar una drástica medida para mejorar las continuas
quejas que recibía diariamente sobre su menú: retirarse de la cocina. Para
ello, compró comida y la llevó a su casa, la dejó en la cocina y les dijo a sus
hijos que cenaran ellos solos. ¿Qué fue lo qué pasó?
¿Consiguió este padre su objetivo?
Los niños vivieron durante aproximadamente dos semanas a base de sándwiches y
cereales. Mientras, BabyHooey seguía cocinando para él y
para su mujer la comida que realmente quería y le gustaba comer. Finalmente,
uno de sus hijos le dijo mientras cenaban: ‘Eso huele muy bien, ¿puedo coger un
poco?’.
»Le dije que solo había hecho comida para dos, pero que si querían probar la cena de mañana solo tenían que avisarme para hacer más cantidad. Esperaba que dijeran ‘¿Qué hay mañana de cena?’. Pero en lugar de eso dijeron: ‘Sí, por favor, cualquier cosa es mejor que comer más sándwiches’. Finalmente todos los niños siguieron su ejemplo. He vuelto a cocinar para seis, pero cocinando lo que yo quiero».
Además, el
padre explica que su estrategia fue más exitosa de lo que esperaba, ya que sus
hijos están ahora mucho más agradecidos por las cenas que hace. Igualmente,
si lo que les sirve no les gusta, siempre pueden volver a los sándwiches.«Y,
sorprendentemente, los sándwiches y los cereales se escogen muy raramente», comenta.
Este peculiar truco ayudó a estos niños a valorar
lo que hacen sus padres día a día por ellos. Además,
pudieron aprender con esto a comer más cosas y más variadas sin llegar a
quejarse por el menú preparado especialmente para ellos. ¿Qué os parece esta
idea?
Fecha: 31-01-2019