Un bebé necesita otras personas humanas para poder vivir, y la secuencia de formación de autoestima es más o menos la siguiente: yo expreso mis necesidades, las cuales son decodificadas por mis padres, que me dan lo que necesito de una forma amable, constante, instantánea. Esas vivencias y experiencias me generan la satisfacción de saber que soy valioso, ya que me cuidan y me quieren, por lo tanto, adquiero la capacidad de cuidarme y quererme a mí mismo y, luego, también podré querer y cuidar a los demás.
Pero la dificultad y el desafío es poder observar y decodificar al bebé, ya que muchas veces anteponemos nuestros propios deseos y necesidades en lo que queremos que sea nuestro bebé (o sea, el hijo soñado o deseado). Debemos desprendernos de nuestros deseos y sueños para tratar de entender a nuestro bebé real, concreto, único e irrepetible.
Debo entender mis expectativas, reconocerlas para poder correrme de ese lugar; justamente para dale lugar a mi hijo real con sus necesidades reales (el solo hecho de reconocer mis deseos y sueños hace que se apacigüen). Comprendo primero qué me pasa a mí, así estoy más sensibilizado para comprender qué le pasa a él. No tengo el hijo que sueño o deseo, sino el que realmente es. Al entender sus verdaderas necesidades y brindarle contención, empática y apoyo lograrás una conexión única con tu hijo.
Empatía es dejar de lado mis necesidades para poder hacerme las preguntas (como una especie de llave) para entender lo que le está pasando de verdad en ese momento, pudiendo unirme a su sentimiento y ayudarlo a calmarse sin prejuzgar nada, solo sintiendo con él y obviamente aceptando sus formas de expresión por más que no me agraden.
Es clave poner siempre primero al bebé antes que nosotros, y dedicarle mucho, pero mucho tiempo, ya que no se puede educar sin tiempo. Por eso se suele hacer hincapié en los primeros 1000 días del bebé (desde el inicio del embarazo hasta los dos años), el periodo donde estarás en contacto más cercano con tu hijo en toda la vida, y el objetivo central es que él se sienta amado, comprendido y aceptado como es y que su autoestima sea sólida y fuerte.
Otros valores claves son la generosidad, el respeto, la amabilidad, la disponibilidad, la cercanía, la tranquilidad, la calma, ser predecibles y tiernos. La alegría, la risa y el disfrutarlo mucho también son valores esenciales.
Lo maravilloso es que esta crianza respetuosa, apego, empatía y conexión le va a servir para toda su vida y este será la mejor herramienta que juntos hemos aprendido para poder ser más felices.
La crianza respetuosa, el llanto y el apego
Este famoso “apego” lo podemos definir como el vínculo que el bebé establece con las personas que lo regulan, que lo calman, le dan seguridad, tranquilidad y se activa, sobre todo, en los momentos de estrés, y la criatura se siente muy favorecido por esa interacción. Por eso otro concepto clave es que nunca podemos dejarlo llorar, ya que ese llanto es un pedido de ayuda. Lo primero que tenemos que hacer es bajar ese estrés (a veces solo podemos acompañar y abrazarlo en el llanto), para luego y de acuerdo a la edad del niño, poder analizar juntos la situación.
Debemos cambiar el querer controlar la situación (que no llore) por conectarnos con la situación (por qué llora) y también es clave evitar juzgar, ya que somos generalmente expertos en juzgar las acciones y a las personas.
La crianza respetuosa es un concepto en el cual las personas que tienen más habilidades emocionales y cognitivas (los padres) deben adaptarse a las personas con menos (el bebe), es decir, que nosotros debemos adaptarnos a él, y no al revés.
10 formas de conectarte con tu hijo pequeño
Tené en cuenta que el apego se manifiesta, sobre todo, en momentos de estrés, y el concepto de responder inmediatamente a su llanto es clave para su autoestima y conexión.
1 – Ya desde el embarazo, hablarle y contarle todo, inclusive hasta cuando no estás bien.
2 – El nacimiento es un momento clave donde los primeros momentos necesita tanto de su amor, tranquilidad y paciencia; se empieza a delinear la forma que va a tener esa relación y conexión. El contacto piel a piel es esencial y jamás se malcrían por tenerlo a upa.
3 – La lactancia es una forma de conexión muy saludable y no es un simple acto alimentario. Nos conectamos con los cinco sentidos con nuestro hijo.
4 – El llanto del bebé es una forma de conectar con las cosas que necesita, y que manifiesta como puede.
5 – El canto es una forma de conexión espectacular, donde no importa si lo haces bien o mal.
6 – Contarle cuentos, leídos, inventados ¡o actuados! Es una manera de compartir momentos únicos.
7 – Tirarte al piso, agarrar una cacerola y una cuchara y hacer una batería para jugar juntos.
8 – El baño también puede ser un momento de alegría y disfrute.
9 – Las comidas del bebé deben ser disfrutables, ya sea que coma mucho o poco. No debe haber estrés.
10 – Los momentos antes de ir a dormir, donde todo es más calmo y tranquilo, donde podés charlar, contarle cosas y escucharlo. La conexión pasa mucho más por escuchar, comprender y empatizar que por hablar.
Fuente: https://www.clarin.com/familias/crianza-respetuosa-hijo-crianza-diego-montes-oca_0_oiLW-ZLIM.html
Fecha: 08/08/2020