En el mundo, se han hecho más de 40.000 trasplantes para tratar una gran variedad de enfermedades hematológicas, desde patologías oncológicas, fallos medulares y anemias.
Desde que hace 30 años se realizó el primer trasplante de sangre del cordón umbilical, a un niño de cinco años con anemia de Falconi, hasta ahora, han sido más de 40.000 los trasplantes realizados en todo el mundo para tratar una gran variedad de enfermedades hematológicas, desde patologías oncológicas, fallos medulares y anemias hasta dolencias metabólicas, inmunodeficiencias o enfermedades autoinmunes. Un total de 85 afecciones que, sin embargo, podrían ser muchas más, debido a los numerosos ensayos clínicos que estudian su aplicación en otras patologías y trastornos.
La pregunta, hoy, no debería ser si guardar la sangre del cordón umbilical o no: “O la intentas donar, o la guardas para ti. La única opción mala es tirarla a la basura”, sostiene Carlos Moreno, director general de Biocord, uno de los siete bancos de células madre privados que hay en España.
¿Qué es lo que hace que las células madre sean tan valiosas? “Muy sencillo. Tienen una doble capacidad que las hace únicas. Por un lado, saben diferenciarse en otro tipo de células (musculares, neuronales, cardiacas, etcétera), y por otro son capaces de dividirse y dar lugar a nuevas células exactamente igual que ellas. Guardar las células madre al nacer es un tesoro biológico que puede salvarle la vida al bebé, o a un hermano”, explica Moreno. Estas células primigenias se encuentran por todo el cuerpo, aunque según el tipo de célula pueden tener una función u otra. Las que dan lugar a las células sanguíneas, por ejemplo, se encuentran en la médula ósea de los huesos planos, y las que generan células neuronales se encuentran en el cerebro.
La sangre del cordón umbilical, mejor
Las células madre recogidas del cordón umbilical en el momento del parto presentan varias ventajas frente a las de médula ósea o sangre periférica (la que circula por el cuerpo), como cuenta Moreno: “Por un lado, son las células madre adultas más jóvenes que se pueden recoger. Por ello, son más versátiles y plásticas y se pueden diferenciar mucho mejor, generando células también más jóvenes. Además, no han estado expuestas a mutaciones o alteraciones, por lo que no las transmitirán al paciente, y al poder congelarse su disponibilidad es inmediata”. Y al ser un material biológico que se va a desechar al dar a luz, su proceso de recogida es sencillo e indoloro.
Importancia de los ensayos clínicos
En el momento del parto se puede recoger no solo la sangre del cordón umbilical, sino también parte del tejido. Si en la primera encontraremos células hematopoyéticas, precursoras de las células sanguíneas, en el tejido del cordón aparecen las mesenquimales, un tipo de células con capacidad de crear estructuras y tejido conectivo, y un gran potencial en medicina regenerativa. Tan solo en el segundo cuarto de 2019, hay 1.069 ensayos clínicos activos en medicina regenerativa, “de los que un 10 % se encuentra ya en fase tres (previa a la comercialización). Hay mucho dinero invertido y van a llegar tratamientos de forma constante”, afirma Moreno.
Los ensayos clínicos actuales sobre enfermedades con una prevalencia mucho mayor apuntan a que las aplicaciones de las células madre son, de hecho, más amplias de lo que se sabía en un principio. Están dando muy buenos resultados en enfermedades neuronales, y se están probando en pacientes menores de 18 años con patologías diversas como parálisis cerebral, encefalopatías hipóxicoisquémicas y Trastorno del Espectro Autista (TEA), pero también en pacientes con diabetes, en regeneración de corazones infartados, accidentes cerebrovasculares (ictus) e incluso pacientes con sida, sostiene Moreno. “Los científicos vieron que determinados cordones umbilicales presentan una mutación de un gen en el ADN que hace que el virus del sida no penetre en las células. Lo que hicieron fue probarlo en pacientes con sida y cáncer, con diferentes resultados: un paciente de Berlín se curó, pero otro de Barcelona falleció. No funciona siempre”, explica.
En Madrid, un ensayo del hospital Ramón y Cajal, en colaboración con el laboratorio de Terapia Celular del hospital Niño Jesús, está estudiando su efecto sobre los niños prematuros que nacen con displasia broncopulmonar (pulmones que no están plenamente desarrollados). Descubrieron que al utilizar células mesenquimales su capacidad pulmonar aumenta. “Y en la Universidad de Duke (EE UU), un ensayo en fase dos ha visto que, infundiendo a menores con parálisis cerebral células madre suyas o de un hermano, su función motora aumentaba un 30 % más de lo que lo hubiera hecho de forma natural”, argumenta Moreno.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/10/21/mamas_papas/1571662155_247090.html
Fecha: 28 OCT 2019