Y sin quererlo (ni siquiera imaginarlo) llevamos ya muchos muchos muchos meses desde que la OMS declaró el estado de pandemia por el coronavirus. Sin proponérnoslo y sin planificarlo, de repente nos vimos envueltos en una serie de cambios en nuestros hábitos diarios, que realmente nos han puesto nuestro día a día patas arriba: teletrabajo, enseñanza virtual… Y sí, todo ha servido para conocernos mejor, pero también hemos incorporado unas palabras a nuestro vocabulario: fatiga pandémica. A continuación, tratamos de analizar qué podemos hacer para que esta no dañe demasiado a los niños, pero también a los padres.
Cómo afecta la fatiga pandémica a padres e hijos
El concepto de fatiga pandémica lo propone la OMS para definir una serie de síntomas derivados de la COVID 19 y de las consecuencias que está suponiendo esta crisis de salud mundial. Básicamente el estrés desembocado por la situación, nos ha hecho sentir más tensión física o emocional, y cuanta más fatiga hay, más cansancio, agotamiento y emociones negativas o desagradables sentimos, además de alterar nuestra forma de pensar.
Esta fatiga pandémica, según recoge el Consejo Interterritorial del Gobierno de España, es descrita por la Organización Mundial de la Salud como ‘la desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructural y legislativo’.
Muchos cambios para asumir y mucha aceptación ante los sucesos han hecho de nuestras vidas un continúo camino de aprendizajes. Mascarillas, distanciamientos sociales, largas temporadas en casa, lavado de manos, productos de higiene… todos han influenciado en nuestro día a día, y lo peor de todo es, pensar que hace muy poco nuestras vidas eran totalmente diferentes.
La incertidumbre se ha instalado en nuestras vidas, el aburrimiento, el aislamiento, el miedo a la enfermedad, la tristeza, la preocupación… Estos trastornos pueden llevarnos a pérdida de sueño, del apetito de la concentración mental, etc. Además esta fatiga pandémica nos hace estar más irritables, nerviosos, faltos de motivación o con miedo a volver a relacionarnos.
Asumir todo esto necesita de un proceso personal consciente, que de no ser bien gestionado terminará afectando a nuestro entorno personal, profesional y sobre todo, familiar.
Que la crisis por coronavirus no dañe a los niños
Hasta aquí hemos explicado los posibles efectos de la fatiga pandémica en nosotros, los padres. Pero ¿qué ocurre con nuestros hijos? ¿Cómo están ellos y cómo viven esta crisis sanitaria? ¿Cómo les está afectando los cambios de hábitos debido al coronavirus?
Los niños cuentan con sus padres como fuente de seguridad física y emocional así como de control ante situaciones inesperadas. Por ello, ante la fatiga de la pandemia, hoy más que nunca, tenemos que ser el mejor ejemplo para ellos, de manera que sigan manteniendo su estatus emocional equilibrado, sus hábitos saludables y rutinas dentro de las medidas actuales.
Para los niños, la situación se percibe de otra manera. Gracias a su resiliencia ellos aceptan más el día a día, porque saben vivir mejor en el presente que los adultos, con lo cual, más que preocuparnos por ellos, vamos a ocuparnos de nosotros, para que nuestro bienestar físico y emocional sea fuente de tranquilidad para nuestros hijos. Es decir, hagamos lo que tengamos que hacer para sentir que lo estamos haciendo bien. Estas son algunas de las pautas a tener en cuenta
- Mejorar nuestra comunicación
Lo primero que debemos de hacer con nuestros hijos es, hablar de la situación que estamos viviendo, y expresar los miedos que esto puede suponerles a ellos. Hablarle con tranquilidad de la pandemia e invitarles a realizarnos las preguntas que estimen oportuno, para responderles de manera sencilla y honesta. - Hablar a los niños con amor y empatía
‘Sé que es triste no poder hacer las cosas que hacíamos antes, pero ¿cómo podemos divertirnos de forma distinta?’. - Proponer actividades caseras divertidas
‘Me doy cuenta de que no poder salir de casa es frustrante en ocasiones, sin embargo, podemos aprovechar para hacer actividades caseras que antes no hacíamos, ¿qué te gustaría hacer como nueva actividad?’. - Fomentar la conexión entre la familia
Lo tercero sería evitarles que se preocupen por familiares o amigos que pudieran estar solos o tener una situación difícil, por ello, podría ser bueno realizar una lista de cosas que pueden hacer para ellos, por ejemplo: los jueves hacemos una videollamada, todos los días les doy las buenas noches y los buenos días, los sábados podemos escribirles una carta… Ya sabéis, ¡imaginación al poder! - Qué haremos cuando todo termine
Y por supuesto, no dejéis de hablarle de las cosas futuras que podréis realizar cuando todo pase, y de los avances sanitarios para confíen en que todo se va a solucionar. - ¡Amor, amor y más amor!
Y si es posible, abrázalo más, bésalo más, y no dejes de decirle lo importante que es para ti y lo mucho que le quieres.
Más pautas para que la pandemia no nos afecte tanto
Pero, ¿qué más podemos hacer en casa para nosotros, los padres, tener las herramientas y sentirnos fuertes para enfrentarnos a esta fatiga pandémica? Aquí van algunas ideas.
- Apóyate en tu pareja
Por favor, padres y madres: abrazaros más, besaros más y no dejéis de deciros lo importante que está siendo la pareja en estos momentos tan difíciles de confinamiento, cuarentena, aislamiento social, etc. - Evita estar sobreinformado (sobre todo desde fuentes con información amarillista)
Está bien estar informados, pero NO sobreinformados. Con una vez que consultes las noticias al día puede ser suficiente. Además, es importante que busquemos información en fuentes oficiales y medios de confianza. También te puede ayudar limitar el consumo de noticias relacionadas con el coronavirus a un tiempo determinado, quizás ¿media hora cada día? - Escucha tus emociones
No reprimas tus sentimientos, son los que hay en este momento y tienen que ocupar su lugar. Escribe sobre ellos, habla con familiares y amigos para ver si sienten lo mismo, desahógate con ellos y si percibes que la fatiga pandémica se complica, por favor, no dejes de pedir ayuda a un profesional. Muy importante también es no aislarse dentro de ti. Recuerda que tus hijos están aprendiendo de ti y de tu gestión emocional, este es un buen momento para aprender juntos. - Autocuidados, ahora más que nunca
Cuida de tu cuerpo, de tu físico, de tus emociones, de tu dieta y no dejes de hacer tus rutinas diarias de golpe. Al contrario, ve adaptando esas rutinas a la situación pandémica actual, hazlo con cariño. Para ello es muy importante también que te hables con cariño, vigila tu diálogo interior para no caer en el victimismo ni pesimismo. Sigue realizando las actividades que te gustan dentro de casa o en el espacio del que dispongas, pero sobre todo, no dejes de llevar a cabo esas actividades agradables que son la base de tu estado de ánimo. - Plantéate valorar la aceptación al momento presente
Como decía Gandhi: ‘solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir’.
Para acabar, insistimos en que la fuerza del amor lo puede todo y todo se puede con amor, con lo cual, hagas lo que hagas, hazlo desde el amor y con amor.
Fecha: 1 de febrero de 2021